Inmigración: La frontera del euro

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Las crisis económicas abren siempre en los países nuevos debates sobre los inmigrantes y posturas encontradas acerca de aumentar los controles o abrirse a ellos como modo de ayudar a la recuperación.

Los ataques violentos y xenófobos aumentaron considerablemente en varios países europeos jaqueados por la crisis económica e incluso en España los médicos no podrán atender a los indocumentados a partir del 1 de septiembre, salvo en los casos donde corra peligro la vida de las personas. La resolución levantó una gran polémica en el país, donde centenares de médicos ya adelantaron que seguirán atendiendo a los indocumentados por una cuestión de ética y profesionalismo.

Además, la Unión Europea pretende controlar desde 2013 la inmigración en el Mediterráneo con drones (aviones no tripulados), aunque el interrogante es si la intención es salvar las vidas de las miles de personas que cada semana intenta cruzar de las costas del norte de África hacia Europa o simplemente reducir la cantidad de africanos que buscan en el Viejo Continente una vida alejada de la miseria y la violencia.

Y a pesar de que las encuestas revelan que más de la mitad de la población de la mayoría de los países europeos considera negativa la inmigración, una comisaria de la Unión Europea (UE) consideró que no se trata de una “amenaza” sino de “una oportunidad y un factor de crecimiento” para las economías en crisis.

Control en el Mediterráneo. La Comisión Europea presentó a fines de julio a los eurodiputados el plan “Eurosur”, que pretende vigilar el mar Mediterráneo con aviones no tripulados para controlar la inmigración, lo cual requeriría una inversión de 330 millones de euros para la compra de drones.
El proyecto establece que el objetivo es reducir la tasa de mortalidad entre quienes se desplazan desde el norte de África hacia Europa y paralelamente reducir el número de inmigrantes que llegan al denominado espacio de Schengen (que abarca a los Estados miembros de la UE) sin que hayan sido detectados.

Pero como era de prever, el proyecto generó voces a favor y en contra de la iniciativa. Quienes la apoyan intentan convencer a los miembros del Parlamento Europeo de que se apresuren a tratarla y aprobarla para que comience a regir el próximo año.

Pero los detractores temen las consecuencias que pueden llegar a tener el proyecto y sostienen que no son los aviones no tripulados los que pueden ayudar a salvar vidas sino políticas de Estado.

“Si un drone detecta un barco no puede hacer nada por ellos”, advirtió la eurodiputada alemana Franziska Keller en una entrevista al “Global Post” y consideró que ese dinero debería destinarse a los equipos de búsqueda y rescate de quienes intentan alcanzar las costas europeas a bordo de precarias embarcaciones.

Varios expertos advirtieron también que la iniciativa puede generar abusos como la militarización del espacio aéreo y la intromisión en los asuntos de los países de origen de los emigrantes.

Otro crítico de la iniciativa, el secretario general del Partido Humanista de España, Arturo Viloria, opinó que se pretende “crear una fortaleza frente a las situaciones de pobreza y de violencia económica que se vive en muchos países”.

Uno de los países que recibe la mayor cantidad de ilegales provenientes del norte de África es Grecia, donde creció en forma alarmante el número de ataques violentos y xenófobos.

De acuerdo con un informe de “Human Rights Watch” dado a conocer días atrás en Atenas, la violencia xenofóbica creció en especial en Atenas y otras grandes ciudades como Patras desde 2009 en adelante, cuando explotó la crisis económica.

Esto provoca que la “gente proveniente de zonas de guerra tengan miedo de ser atacados si salen por la noche en Atenas”, según la investigadora del organismo de derechos humanos Judith Sunderland. “Ni la crisis económica ni la migración pueden exculpar los fallos de Grecia para controlar la violencia que destruye su tejido social”, advirtió.

De acuerdo con el estudio, las principales razones de los ataques xenófobos son la profunda crisis económica por la que atraviesa Grecia, unida con años de fracasos en políticas de migración y asilo político, que no ha podido hace frente a los 130.000 inmigrantes ilegales que cada año llegan a las costas griegas procedentes de Turquía.

Como suele suceder en muchos países que atraviesan crisis económicas, gran parte de la población rechaza la permanencia de inmigrantes por considerar que generan una mayor presión sobre recursos ya de por sí escasos, como el trabajo, y en muchos casos los responsabilizan por robos y otros delitos.
Y esta postura se profundizó con la posición del partido neonazi “Amanecer Dorado”, que en los últimos meses impulsa el ataque nocturno contra los ilegales, especialmente pakistaníes, al grito de “fuera los extranjeros, Grecia para los griegos”. Este partido se arraigó a mediados de año en el electorado heleno, donde fue votado por unas 430.000 personas, 7 por ciento del total de los habilitados.

Sin embargo, “Human Rights Watch” destacó un cambio en la postura de la policía, con el arresto en los últimos meses de personas vinculadas con ataques xenófobos (incluyendo a miembros de “Amanecer Dorado”). Es que la mayoría de las veces, la policía desalentaba a las víctimas a realizar las denuncias debido a que eran ilegales y terminaba deteniéndolos a ellos.

El valor de los inmigrantes. La comisaria de Interior de la UE, la sueca Cecilia Malmström, admitió que la inmigración puede causar dificultades, pero advirtió que muchas veces se le tiene un miedo irracional y que puede ser tomada positivamente para impulsar el crecimiento de las economías sacudidas por la crisis.

La inmigración “no es una amenaza sino una oportunidad y un factor de crecimiento”, estimó la sueca. “Aunque el desempleo es alto, los empresarios me cuentan que les resulta difícil encontrar personal cualificado. En Alemania faltan ingenieros; de ahora a 2020, el sector europeo de la sanidad tendrá un déficit de dos millones de trabajadores.

Pero un informe de la OCDEacaba de mostrar que a muchas personas que podrían emigrar les atrae menos Europa que Brasil, Canadá o Australia, o aun Angola o Mozambique. Con el tiempo, esto puede causarnos graves dificultades”, advirtió.

Y agregó: “La inmigración será necesaria, principalmente por la evolución demográfica en la mayoría de nuestros países. Se estima que, sin nueva inmigración, en 2030 la población europea en edad de trabajar habrá disminuido un 12 por ciento”.

La funcionaria comunitaria recordó que cuando comenzó la guerra civil en Libia se temió que miles de libios huyeran masivamente hacia las costas europeas pero luego se comprobó que en realidad sólo el 4 por ciento de los que salieron del país se dirigieron al Viejo Continente. “Parece que las imágenes de botes cargados de inmigrantes clandestinos llegados a Lampedusa tienen más peso que los datos objetivos”, afirmó Malmström en declaraciones al diario “Le Monde”.

Sin embargo, Malmström reconoció que “en la mayoría de las grandes ciudades, la integración es un fracaso, y la formación de guetos es una realidad de la que los políticos son responsables porque no han actuado con suficiente energía”.

Más controles. Países como Alemania, Gran Bretaña, Francia y España endurecieron en los últimos tiempos las políticas contra los inmigrantes o planean poner más condiciones para el ingreso de extranjeros.

En España, a partir del 1 de septiembre los inmigrantes sin permiso de residencia quedarán afuera de la atención sanitaria pública gratuita, salvo cuando se trate de urgencias o en el caso de embarazadas y a los menores de 18 años.

El planteo generó una enorme polémica en el país, donde unos 900 médicos firmaron esta semana un manifiesto en el que se comprometen a “seguir atendiendo” a sus pacientes. "Mi lealtad hacia los pacientes no me permite faltar a mi deber ético y profesional y cometer un abandono", afirmaron los médicos, en rechazo a la controvertida medida del gobierno de Mariano Rajoy, en el marco de las políticas de ajuste implementadas para intentar reducir el déficit público de 8,9 por ciento del PBI en 2011 a menos del 3 por ciento en 2014.

Tras la polémica, el gobierno conservador español propuso que las personas menores de 65 años indocumentadas firmen una especie de póliza, similar a la que se suscribe con las obras sociales privadas, para tener cobertura médica. Para ello deberían pagar 710,40 euros al año (59,20 euros mensuales) mientras que los mayores de 65 años tendrán que pagar más del doble para recibir asistencia médica, unos 1.864,80 euros anuales.

Menos inmigrantes africanos. La llegada de inmigrantes ilegales a España provenientes del Magreb bajó un 3 por ciento en el primer semestre en comparación con el mismo período del año pasado, debido a la estabilización de los conflictos en Libia y Egipto, según un informe de la Agencia de Control de Fronteras Exteriores (Frontex) de la Unión Europea difundido la semana pasada.
“El descenso está en la línea con la tendencia dela UE, donde también ha habido una disminución importante", afirmó el director adjunto de Frontex, Gil Arias, quien explicó que el flujo de llegadas en los estados miembros dela Uniónse redujo en el mismo periodo más del 50 por ciento y pasó de las 74.200 personas en2011 alas 36.741 de 2012.

Hasta junio pasado, la entrada de inmigrantes de forma irregular por las costas aespañolas bajó un 8,5 por ciento, con 1.508 llegadas frente a las 1.649 del primer semestre de 2011.

"Al haberse estabilizado de alguna manera la situación tanto en Egipto como en Libia, los efectos de estos conflictos ya no tienen impacto en las llegadas a España", explicó Gil Arias a la agencia EFE.
Personas no gratas. Según un estudio reciente de “Public Attitudes to Immigration”, en todas las regiones del mundo sobresale la opinión de que la inmigración ha crecido desproporcionadamente (entre el 75 y el 85 por ciento de los entrevistados). Y en la mitad de los países se considera que su influencia interna es negativa.

Más de la mitad de los entrevistados (del 51 al 59 por ciento de varias regiones) considera que hay “demasiados” inmigrantes en sus países, y sobre todo en Europa, Medio Oriente y África creen que la presencia de inmigrantes es cultural y económicamente negativa y que les dificulta encontrar empleo. En estos casos privilegian la idea de una migración selectiva, de personas con mayor educación y altamente calificados para trabajos y profesiones donde escasea la mano de obra calificada.

La presencia de inmigrantes, incluso de los legales, en los países que atraviesan crisis económicas saca a la luz muchas veces políticas xenófobas de la población e incluso de los propios gobiernos.
Sin embargo, algunas voces logran alzarse en el seno de la Comisión Europea en favor de los migrantes. La propia comisaria de Interior no plantea “abrir las puertas de par en par” pero sí “buscar la manera de facilitar una nueva inmigración legal, que a la vez es también una manera de luchar contra la inmigración ilegal”.